
Usuarios en X lamentan que la ciudad se ha transformado en un lugar «fome», donde el único panorama parece ser dar vueltas en el Mall Portal Temuco, comer en el patio de comidas o gastar en tiendas.
Temuco, la capital de La Araucanía, está en el ojo de la tormenta en redes sociales. Usuarios en X lamentan que la ciudad se ha transformado en un lugar «fome», donde el único panorama parece ser dar vueltas en el Mall Portal Temuco, comer en el patio de comidas o gastar en tiendas.
«Temuco es un cementerio después de las 9 de la noche», dice un tuit viral que acumuló miles de interacciones en octubre de 2025. Pero no siempre fue así. Hace una década, Temuco palpitaba con vida: cines independientes, música callejera, bares abiertos hasta tarde y un centro lleno de movimiento. Hoy, la nostalgia choca con una realidad apagada, y los temuquenses se preguntan: ¿qué pasó con nuestra ciudad?
Antes: Un Temuco lleno de alma
En los 2000 y principios de los 2010, Temuco era un hervidero de actividad. La Plaza Aníbal Pinto vibraba con artistas callejeros, malabaristas y músicos que llenaban de color las tardes. La Avenida Alemania, con sus cafés y bares, era el punto de encuentro para bohemios y estudiantes, con locales abiertos hasta la medianoche. Los cines, como el querido Cine Central, proyectaban desde clásicos hasta películas de culto, atrayendo a cinéfilos y curiosos. Las ferias culturales y los conciertos espontáneos en el Teatro Municipal o en la Plaza de Armas eran pan de cada día.
«Temuco tenía vida, había algo que hacer siempre, aunque fuera caminar y ver el ambiente», recuerda un usuario en X, evocando noches de paseos y tertulias.
El comercio local también era un motor. Tiendas del centro, desde librerías hasta disquerías, se mantenían abiertas hasta tarde, invitando a recorrer las calles. La vida nocturna, aunque no al nivel de Santiago, tenía su encanto: bares con música en vivo y pequeños eventos culturales daban un aire cosmopolita a esta ciudad del sur.
La identidad mapuche, siempre presente, se vivía en ferias artesanales y eventos que mezclaban lo moderno con lo ancestral.
Ahora: El reinado del mall y el silencio nocturno
El Temuco de 2025 es otra historia. Las redes sociales retratan una ciudad que se apaga temprano. A las 21 horas, las calles del centro están desiertas, los comercios cierran y la vida nocturna es casi inexistente. «Lo único abierto es el McDonald’s del mall, y a veces ni eso», se queja un tuitero.
El Mall Portal Temuco se ha convertido en el epicentro de la recreación, pero no por elección, sino por falta de alternativas. Jóvenes y familias terminan atrapados en un ciclo de compras, comida rápida y cines comerciales, porque las opciones culturales o espontáneas brillan por su ausencia.
El declive tiene raíces claras. La pandemia golpeó duro: el 80 por ciento de las pymes locales, vitales para el comercio nocturno, sufrieron cierres prolongados o quebraron. Cines independientes no sobrevivieron al auge del streaming y los costos operativos. Las normativas de seguridad y ruido han restringido la vida callejera, alejando a los artistas de las plazas. La planificación urbana, enfocada en barrios residenciales y centros comerciales, ha dejado el centro como un «pueblo fantasma» los fines de semana, según usuarios en X. «Temuco es ideal para criar hijos, pero para jóvenes es un desierto», resume un post que generó debate.
El contraste: Nostalgia versus realidad
El contraste es doloroso. Donde antes había músicos en las esquinas, ahora hay silencio. Donde los bares y cafés invitaban a quedarse, hoy las persianas bajan temprano. La ausencia de eventos espontáneos y la concentración de la vida social en el mall han apagado el espíritu de Temuco.
Aunque la ciudad sigue teniendo joyas —el Cerro Ñielol, la Feria Pinto, eventos culturales como la Expo Invierno— no logran llenar el vacío de una vida nocturna y urbana que antes definía su carácter. Los temuquenses sienten que su ciudad, antaño un crisol de cultura y movimiento, se ha reducido a un destino práctico pero sin chispa.
Un llamado a despertar
No todo está perdido. Proyectos como el Arena Temuco, un centro de eventos para 2031, prometen revitalizar la escena cultural. Iniciativas como la ruta «Lagos y Volcanes» y ferias mapuches muestran el potencial de la ciudad para brillar. Pero la solución también está en la comunidad: en redes, hashtags como #TemucoNoEsFome piden más calles peatonales, subsidios para artistas y horarios extendidos para el comercio. Temuco no necesita imitar a Santiago; su magia está en su identidad sureña, mapuche y natural.
La pregunta es si la ciudad y sus habitantes están listos para recuperar esa chispa o seguirán atrapados en la nostalgia, mirando al mall como único refugio. ¿Y tú, qué harías para devolverle la vida a Temuco?