
Macarena Ripamonti confirmó una cifra que parece más una broma de mal gusto que un avance real: de las 6 mil 400 personas afectadas, solo mil 114 han recibido viviendas de emergencia.
A casi un año y medio del devastador megaincendio que arrasó con los sueños y hogares de miles de familias en Viña del Mar en febrero de 2024, la alcaldesa Macarena Ripamonti confirmó una cifra que parece más una broma de mal gusto que un avance real: de las 6 mil 400 personas afectadas, solo mil 114 han recibido viviendas de emergencia, y apenas 51 cuentan con recepción definitiva. ¡51! Una gota en el océano de necesidades de una ciudad que aún llora sus pérdidas.
En una entrevista con CNN Chile este jueves 17 de julio, Ripamonti no solo expuso la lentitud exasperante del proceso de reconstrucción liderado por el Ministerio de Vivienda, sino también señaló la burocracia como un muro infranqueable para los damnificados.
Los subsidios individuales, lejos de ser una solución, se han convertido en un laberinto de trámites que deja a las familias atrapadas en la desesperación. Mientras tanto, los afectados, cansados de esperar promesas vacías, han tenido que rascarse los bolsillos, pedir favores a familiares o endeudarse hasta el cuello para reconstruir lo que el fuego les arrebató.
Las viviendas de emergencia, que deberían ser un alivio temporal, son otro insulto: muchas carecen de servicios básicos como alcantarillado, condenando a los damnificados a vivir en condiciones indignas.
La indolencia del Estado ha transformado la tragedia en una burla cruel, donde las familias no solo enfrentan la pérdida de sus hogares, sino también la indiferencia de un sistema que les da la espalda.