
Mientras su comando insiste en que seguirá en la carrera, la pregunta persiste: ¿puede una candidata que reacciona con gritos y descalificaciones liderar un país que necesita unidad y templanza?
Un nuevo incidente protagonizado por la candidata de derecha, Evelyn Matthei, ha puesto en el centro de la polémica su carácter inestable y agresivo.
Según un artículo de Interferencia publicado este domingo, durante una reunión con agricultores en el Hotel Ferrat de Temuco el 4 de julio, Matthei nuevamente perdió el control y gritó a un agricultor: “¡Hace rato que me vienes hueveando!” y “¡¿Ustedes creen que soy huevona? ¿Que no conozco la realidad del país?!”.
El exabrupto ocurrió tras críticas de los agricultores sobre los bajos precios impuestos por la gran industria y un supuesto conflicto de intereses ligado a su esposo, Jorge Desormeaux, exdirector de Concha y Toro.
Este episodio no es un hecho aislado, sino parte de una serie de arrebatos que han marcado la campaña de Matthei, levantando dudas sobre su templanza para liderar el país.
Lo ocurrido en Temuco se suma al exabrupto en punto de prensa por encuestas. Tras ser consultada nuevamente sobre su baja en las encuestas en un encuentro con la Sociedad Nacional de Agricultura, Matthei cortó abruptamente a una periodista con un tajante “¡Basta!”, negándose a abordar el tema y centrándose en cuestiones de seguridad. Este momento, captado en video, fue ampliamente criticado en redes sociales por mostrar su intolerancia al escrutinio.
Lo anterior se suma al enfrentamiento con periodistas en Curicó. En el mencionado incidente, Matthei no solo cuestionó la legitimidad del periodista con su “¿Quién lo mandó?”, sino que intentó minimizar su caída en las encuestas con afirmaciones como “estoy empatada en el segundo lugar”, pese a que los sondeos muestran lo contrario. La reacción fue calificada como un intento de silenciar preguntas incómodas.
Estos incidentes reflejan un patrón de comportamiento impulsivo y agresivo que se acentúa ante la adversidad, como su caída en las encuestas y la presión de rivales como Kast y Jara. La viralización del episodio de Curicó, donde intentó deslegitimar al periodista en lugar de responder, evidencia su dificultad para manejar críticas legítimas, un aspecto crucial para cualquier aspirante a La Moneda.
Además, su equipo no ha logrado articular una estrategia clara para revertir esta imagen, lo que se agrava con rumores y campañas sucias, como videos alterados que sugieren problemas cognitivos, los cuales Matthei atribuye a sectores republicanos.
La candidatura de Matthei, antes vista como sólida, enfrenta ahora un punto de inflexión. Su incapacidad para mantener la serenidad ante cuestionamientos, sumada a estos exabruptos, pone en riesgo su credibilidad y su capacidad de conectar con un electorado que valora la estabilidad y el diálogo.
Mientras su comando insiste en que seguirá en la carrera, la pregunta persiste: ¿puede una candidata que reacciona con gritos y descalificaciones liderar un país que necesita unidad y templanza?